Conozca a la familia Pereira - El Diario del Otún -Agosto 28 2011



Angel Gómez Giraldo

“Que hay un hombre que vive con Pereira”. Lo escuché como rumor o noticia vaga que corría entre alguna gente y salí tras de él con el propósito de cogerlo por los cuernos. 
Han dicho tantas cosas de la “Trasnochadora, querendona y morena” que un infundio más no se puede dejar pasar de largo sin saber si tiene un ombligo bien hecho y si cabe en el cofre de las verdades.

Pero cómo, si Pereira ya está muy crecidita para que caiga en liviandades y en los brazos del primero que le prometa.

Claro está que siendo tan bella no puede escapar a la calumnia, y si con esta han querido arrinconar a la Amparo Grisales, con mayor razón a Pereira que en sonrisa y pechos le gana a la diva, pues le dicen perla y también coqueta.

Consulté hasta que supe que la esquiva verdad la podía hallar en “Casa verde”, vivienda que parece un gobelino puesto a un lado de la calle 3a. del Corregimiento de Arabia.

Optimista y aprovechando la mañana fresca, cogí el camino que no tiene pierde. En poco tiempo llegué al pequeño pueblo de casas que embellecen el paisaje urbano y de calles limpias como para que camine por ellas el mismo Papa.

Tiene algo mejor y es que en Arabia nadie muere, ni de la risa ya que sus gentes son tan apacibles como el rezo del Ave María, y así la delincuencia no existe. 
Hay quienes afirman que la seguridad que se vive aquí obedece a que todas las personas rezan en el templo católico y cantan con Jhonny Rivera.

Encontrar la “Casa verde” no le podía resultar difícil a un preguntón nato como yo. “ Mírela ahí”, me dijo una vecina señalando con la mano, y la que había salido a la calle en piyama y le había madrugado al día como quien espera visita anunciada. 

El encuentro
Antes de tocar a la puerta observé la casa y aunque de una sola planta y de una arquitectura sencilla, su pulcritud la semeja a un pintura de acuarela.

Pensé que sus habitantes debían ser tan agradables como la cara de sus edificaciones ya que un ingeniero alemán llegó a manifestar que “el hombre tiene tres pieles: Nace dentro de la primera, la segunda es su vestido y la tercera es la fachada de la casa”.

Después de mis elucubraciones y especulaciones me decidí a llamar a la puerta, sin insistir porque como se me esperaba salieron a recibirme de manera inmediata.

La amabilidad de los de casa surgió como un surtidor de agua fresca, y créanme que me entraron en brazos a la sala. Muebles modernos bien distribuidos ofrecen un excelente ambiente aromatizado con el olor a café proveniente de la cocina.

Todas las comodidades y con la tecnología que hace más fácil y grata la vida del hombre actual, hablan de la buena calidad de vida de esta familia.

Estaba pues frente a una familia que no tiene nada que envidiar a la que vive en la ciudad y a la que le diseñaron el cuerpo y el alma con alegría.

Ahí arrellanado en una de las sillas pude comprobar que el rumor que había escuchad días atrás no era mero chisme sino verdad verdadera. Un hombre vive con la Pereira tangible. Con la Pereira de carne y hueso. De eso hace ya 13 años. Y pensar que nadie había dicho nada hasta ahora.

Descripción
Lo tengo a mi lado: atlético, de buena figura, fácil expresión. “También de buen comer y buen dormir”, arremete su esposa.

Su nombre es Edilberto Martínez. “Con que usted es el hombre que vive con Pereira”, lo frenteo. Me lo confirma pronunciando la palabra “cierto” con gesto de satisfacción, y agrega: “Se la presento”.

“Mucho gusto, mi nombre es Luz Nora pero me dicen Pereira porque este es mi primer apellido y por el placer que se siente de pronunciar el de la ciudad.”

También es morena y sonríe mostrando una hilera de perlas blancas. Mira el mundo a través de sus ojos negros, y esa mirada es de júbilo.

Pereira tiene menos edad que su esposo Edilberto pero esto la tiene sin cuidado porque “cuando una persona ama de verdad a otra salta por encima de la edad”.

Para que el amor no se les vuelva un tullido que no sirve para nada trotan y hacen aeróbicos. 
Lo más simpático del cuento es que esta mujer que lleva como primer apellido el nombre de la capital de Risaralda y reside cerca a esta, nació en un pueblo del Meta. Con un nombre tan bello que brilla con sólo pronunciarlo: Fuente de oro. Allí creció y tal vez por esto ella es metal precioso para los suyos.

Cuenta que cuando era una niña se consideraba de la realeza y un personaje más de cuentos de hadas: “El nombre de mi papá es Reyes y el de mi mamá Blanca Nieves”.
Asimismo que su mamá nunca le dijo que no se casara sino que lo hiciera antes de llegar a vieja "porque una mujer con marido inspira respeto”.

En el momento en que más pensaba en esto le llegó de muy lejos Edilberto. De Ulloa, Municipio cercano a Pereira.

Apareció luciendo uniforme de agente de la policía bien ajustado al cuerpo y al alma y sacando pecho. Cuando la guerrilla hostigaba sacaba su corazón de patriota y con el defendía las instituciones democráticas siempre en peligro porque nadie se pone de acuerdo para hacer la paz, y porque a muchos dirigentes políticos, aunque dicen estar desarmados, les salen balas de la boca cada vez que hablan a través de los medios de comunicación. 

Con vallenato
Para este valiente policía quien llegó a Fuente de Oro caminando sin importarle los callos en los pies, estaba Luz Nora Pereira: “Lo recibí con mirada de ternera a la llanera pero a los días siguientes teníamos el llano en llamas”, dice.

Mientras tanto el esposo vive contando que “gracias a ella he aprendido a amar también el vallenato. Vivimos un amor decente y acepamos lo que para muchas personas es hoy un cuento chino: que el amor es para toda la vida”.

Una tarde en que Ángel, el reciclador de Fuente de Oro pasó frente a su casa con un costal lleno de miserias gritando adioses, Edilberto se le acercó a Pereira con cara de haber alcanzado la jubilación y le gritó: “nos vamos a vivir a la ciudad de Pereira”.

Y viajaron porque uno con el amor va a cualquier parte del mundo así tenga que pagar el tiquete más caro.

“Me encanta todo de Pereira, hasta el sancocho”, sostiene ahora la señora Pereira.
Como lo ven, Luz Nora Pereira y el expolicía Edilberto Martínez han reubicado su amor en esta casita verde del Corregimiento de Arabia, localidad que festeja sus 76 años de fundación.
La Pereira y el Edilberto ya hicieron lo mejor que se puede hacer con amor: Los hijos. Dania Leandra de 17 años, Cristian Duván de 15 y Paula Sofía de 12. Todos aman a la Perla del Otún y por supuesto, a su Pereira del alma.